Un sendero, que atraviesa por vertederos de rocas, acequias y ranchos rústicos de madera, comunica el norte y el sur del otrora asentamiento minero de Nambija, en Zamora Chinchipe.El día amanece lluvioso y el agua se escurre por la zona. El estruendo de la dinamita dentro de una peña, al sur del asentamiento, distrae en medio del silencio.Por los orificios se escurren bocanadas de humo. Dentro de esos orificios están centenares de personas con rostros sudorosos y ropa embarrada por el lodo.Usan botas de caucho y cascos como Diego Cobos, de 19 años, Leodán Tenesaca, de 18, Carlos Borbot, de 20, y Roly García, de 22, dentro de un laberinto de túneles de la mina de Manuel Tenesaca, de 48, en el sector Las Brisas. Allí el trabajo se inicia a las 08:00.Cobos se levanta dos horas antes. Desayuna y toma su pala y una linterna. Durante ocho horas pasa dentro de la mina, a 100 metros de profundidad, en una peña que es muy rocosa.Allí hay una especie de salón, modelado por los explosivos, está escasamente alumbrado. Para ingresar, Cobos, de piel trigueña, recorre a momentos erguido y a veces gateando, al menos 36 metros de túneles rectos, curvos. A veces planos y a veces inclinados.En el salón, Cobos evacúa la piedra triturada, que está acumulada. Su tarea es sacarla al exterior del pozo. Para ello usa un recipiente de acero, que una vez lleno sale atado a una cuerda de acero, por rieles clavadas a lo largo del túnel.Afuera está Tenesaca: espera que suene una campanilla. A esta señal, enciende un motor y con la manipulación de dos palancas inicia el remolque. Por remolcar el material desde el interior de la mina, a los dos se les dice “winchadores”. Trabajan ocho horas diarias y se alternan dentro y fuera de la mina. Ganan USD 12 al día (372 mensuales), más la alimentación y la vivienda.

Un salón se construye a 100 ó 200 metros de profundidad en el lugar donde se localiza un depósito de oro. Puede tener cinco o 10 metros de superficie y hasta 5 metros de altura. No hay una regla que determine las dimensiones, ni otra técnica que no sea la experiencia y la intuición.A Manuel Tenesaca, su experiencia de 30 años en la minería en Nambija le enseñó que debe examinar minuciosamente el techo del salón antes de seguir minando la peña. “La fisura de una roca del techo advierte un posible peligro y hay que sanearla”.También acostumbran a dejar muros de rocas como estribos para sostener los salones. Además, cuidan de no abrir galerías (túneles) a escasa distancia. Quienes se inician en la actividad consultan a los más experimentados antes de construir una mina.Según Walter Ochoa, coordinador de Regulación y Control Minero de Zamora Chinchipe, casi todas las galerías de Nambija son moldeadas con dinamita y sin más técnica que la intuición y la experiencia de los mineros.El diagnóstico del Plan de Gestión Integral de Nambija, que se inició en mayo pasado, determinó que en las 66 hectáreas del asentamiento minero existen unos 13 000 metros de galerías.Los túneles tienen 2 metros de diámetro en zonas donde la roca aparenta ser más dura y entre 1,20 y 1,80 metros en zonas que son menos consistentes.Los Tenesaca tienen la mina desde 1984, que se inició con 50 metros de galerías. Ahora hay 280. En 1986 producía 60 gramos de oro por cada tonelada de material extraído de las galerías.Trabajaban hasta 30 personas y la producción se distribuía entre 12 socios. Ahora, es el dueño único de la mina y labora con siete personas. La producción es un gramo por tonelada.En la mina, los trabajadores parecen no temerle al peligro. “Nunca ha existido percances ni mis trabajadores han resultado afectados”, dice Tenesaca, mientras pasea por el acceso del túnel.Cobos lleva tres meses en la mina y aprendió que “en los túneles hay más protección”. Su principal temor es la explosión de la dinamita. Para edificar un salón se hacen hasta 15 orificios.Cada agujero tiene 3 centí-metros de diámetro y puede tener desde 1,20 hasta 3 metros de profundidad. Allí colocan los tacos de dinamita, con una mecha guía que cuelga fuera del agujero y que mide hasta 30 centímetros. Encenderlas es lo que más temor le causa.“Hay que ser preciso y rápido. Ninguna mecha puede quemarse antes de que estén todas encendidas”. Para protegerse de la explosión corren a los túneles más angostos construidos en cualquier dirección.Para protegerse del estruendo se tapan los oídos con las manos. Nadie sabe cuándo la dinamita no explota. Es posible que se haya apagado la mecha o se encendió muy lento. Acudir a verificar puede resultar mortal.En la mina contigua a la de Tenesaca, el grupo de trabajadores aguarda hasta 30 minutos luego de la explosión para volver a ingresar al salón. Esta es una medida que les protege del riesgo a asfixiarse por gases tóxicos. Otra técnica que utilizan es cubrirse el rostro, sobre todo las fosas nasales, con una franela mojada.En túneles planos, la transportación del material se hace en carretillas o en “burras” (carros metálicos con ruedas). Son empujados por dos hombres y pueden llevar hasta seis carretilladas.El estudio del Plan de Desarrollo Integral indica que en Nambija existen 1 500 personas y que el 40% está vinculado directamente con el trabajo en galerías. Para Ochoa, la principal limi-tación es el desconocimiento de los mineros sobre cómo actuar en casos de emergencia. “Están acostumbrados al peligro”.El Salón del Pueblo y El Arco son dos zonas subterráneas consideradas de riesgo y están suspendidas. Fuera de la mina el trabajo es menos riesgoso. La actividad está en los molinos, donde se trituran las piedras hasta convertir en polvo a la roca extraída de la mina. Allí funcionan molinos y amalgamadoras a base de energía eléctrica y agua.Roly García es molinero desde hace dos meses y trabaja 12 horas al día. Se encarga de verificar el funcionamiento de las máquinas y custodiar el material.Gana USD 14 más alimentación y vivienda. No sabe hasta cuándo estará allí. “Hace dos años dejé de estudiar la universidad y en la minería encontré el ingreso a Huaquillas”.Según la coordinación de Regulación y Control Minero de Zamora Chinchipe, en Nambija hay 70 mineros bien organizados que trabajan en sociedades.Ahora no hay abundancia de oro. El precio fluctúa entre USD 30 y 33 por gramo y en cada mina se puede moler desde una hasta 10 ó 20 toneladas por día y una producción de 1 a 2 gramos por cada tonelada. FUENTE: elcomercio.comFECHA: 24/10/2010